31 dic 2022

Black metal islandés: Canciones de fuego y caos (mayo 2020)


(Artículo originalmente publicado en el número 5 de Hellfire Zine)



Situado en el extremo noroeste de Europa, entre el mar de Groenlandia, el mar de Noruega y el Atlántico norte, y con una población total que no alcanza los 400.000 habitantes, Islandia es un estado insular, pequeño y bastante aislado principalmente conocido por su importante actividad volcánica, su meseta con desiertos, montañas y glaciares y su alto nivel de vida. Y de un tiempo a esta parte, quién lo iba a decir, también por su nutrida escena black metal.

Resulta curioso. A fin de cuentas hablamos de un país que jamás ha destacado por poseer una gran tradición en lo que a metal extremo se refiere y que, contra todo pronóstico, ha acabado por convertirse en la cuna de toda una generación de bandas que no solo están causando sensación a nivel underground sino que parecen haber venido para quedarse.

Salvando las distancias, el paralelismo tardío con esa primigenia escena noruega de principios de los 90 resulta evidente, y es que no cabe duda de que si se da la combinación de factores oportuna todo es posible. Así pues, ¿qué está sucediendo en Islandia? ¿Desde cuándo es tan relevante en el panorama musical extremo? ¿Cómo empezó todo? ¿Por qué tardó tanto su escena en despegar?

Adentrémonos en el fascinante mundo del llamado Icelandic Black Metal con este humilde repaso a su origen, historia y bandas destacadas, y conozcamos la respuesta a estas y muchas otras preguntas. Como es lógico no nos ha sido posible incluir a absolutamente todos sus grupos pero creemos que el reportaje ha quedado en cualquier caso suficientemente completo e informativo. Esperamos que lo disfrutéis aunque, eso sí, preparaos porque se avecinan decenas de nombres impronunciables y un ir y venir de músicos que es para volverse loco. Comenzamos.

 

 

 

DATOS PRELIMINARES:

Lo primero que hay que destacar es que el total de grupos de metal contabilizados hasta la fecha en Islandia, tanto en activo como separados, no llega a los 150 (en el momento de redactar este texto, claro), una cifra verdaderamente irrisoria si la comparamos con los casi 5.000 que han salido de Suecia, los 4.000 que alcanza Finlandia o incluso los más de 3.000 que han aparecido aquí en España. Hay que recordar, no obstante, que Islandia es un país con una población verdaderamente reducida, por lo que el ratio de bandas per cápita no es en realidad tan extremadamente bajo.

Aproximadamente dos terceras partes del total de formaciones islandesas son originarias de Reikiavik, que con sus 125.000 habitantes además de ser la capital del país también es el centro neurálgico de su actividad metalera (y de cualquier otra, en realidad). Y, tal como evidencia este artículo, el black metal es el estilo preferido por la mayoría de sus bandas.

Se estima que a mediados de la pasada década la escena black islandesa al completo (incluyendo tanto a miembros de bandas como seguidores) estaría integrada por menos de cien personas, que es una cifra realmente ridícula, pero así eran las cosas entonces. A día de hoy, en pleno apogeo del black islandés, es de suponer que habrá bastantes más aficionados al estilo, pero su núcleo realmente lo compone un colectivo más o menos reducido de músicos y entusiastas.

Un dato muy llamativo sobre esta escena es su naturaleza endogámica, pues sus bandas comparten miembros de manera muy habitual, no siendo nada raro, por lo tanto, que de media la mayoría de músicos repartan su tiempo entre dos, tres o, en ocasiones, incluso más proyectos. De hecho entre aproximadamente treinta personas se formaron unas veinte bandas, muy revelador, ¿no?

 

 

¿POR QUÉ EL BLACK METAL TARDA TANTO EN HACERSE POPULAR EN ISLANDIA?

A principios de los años 90 Islandia parecía (ojo: parecía) reunir las condiciones necesarias para vivir una eclosión blackmetalera similar a la que entonces estaban experimentando países como Noruega o Suecia. A fin de cuentas, existía una base relativamente sólida de grupos de death metal (integrada, entre otros, por nombres como Sororicide, Strigaskór Nr. 42 y Cranium) que bien podría haber evolucionado hacia el black metal. De hecho, algunos de los componentes de esas formaciones mantenían contacto por correspondencia con Euronymous y demás figuras clave del movimiento black noruego. Sin embargo, si el death metal islandés de la época derivó en algo fue más bien en el grunge o en el indie.

¿Por qué entonces el país no tuvo una explosión a nivel black metal equivalente a la de sus vecinos? Bueno, influyeron varias cosas. Primeramente podríamos citar el hecho de que Islandia sea una isla bastante apartada. De hecho, lo de “vecinos” es relativo (entre Reikiavik y Oslo hay 2.500 km, tan solo un poco menos de lo que separa Madrid de la capital noruega). Hoy en día, gracias a internet y a la globalización, ese detalle podría parecer irrelevante y de hecho no supondría ningún problema, pero hace tres décadas se trataba de un factor clave: en buena medida los islandeses vivían ajenos a lo que se cocía en el resto de Escandinavia en materia de metal extremo.

Aunque no lo parezca, otro aspecto a considerar es lo escasamente religiosa que es su población. La Iglesia Nacional de Islandia es la religión de estado y aproximadamente un 60% de su ciudadanía pertenece a esa institución, pero esta estadística solo representa la cantidad de miembros que dicha organización religiosa afirma tener, lo cual no es necesariamente un reflejo de las verdaderas creencias de la comunidad. Es más, a buena parte de su población la religión le resbala por completo. Y si al islandés de a pie la religión le trae sin cuidado, ¿qué es lo que ocurre? Pues que el satanismo no es percibido como una amenaza, lo cual lo hace muy poco atractivo o interesante incluso para el más rebelde de los adolescentes. En Noruega, por ejemplo, el cristianismo estaba mucho más arraigado. Había, por así decirlo, un enemigo contra el que alzarse y eso daba más sentido y razón de ser al movimiento blackmetalero, pero en Islandia no era así.

No obstante, en 2008 ocurriría algo que cambiaría las cosas, prendiendo la mecha de lo que finalmente acabaría por dinamitar unos pocos años después: la tremenda crisis financiera que hizo temblar los cimientos de la economía islandesa. El impacto de esta recesión sería brutal a todos los niveles y es que, comparado con el tamaño del estado, podría afirmarse que dicho colapso bancario fue el mayor sufrido por cualquier país del mundo en toda la historia. Las cosas se pondrían tan feas que se generaría un gran movimiento de protesta popular, del que con total seguridad podemos considerar la irrupción de toda la oleada de bandas de black metal como una manifestación más del mismo. El pesimismo, la negatividad e incluso el nihilismo se habían apoderado de buena parte de la juventud islandesa. Se avecinaban tiempos oscuros que requerían de una banda sonora a la altura de la situación.

 

 

1990-1999: ANTECEDENTES.

Aunque el boom no tendría lugar hasta hace algo menos de una década, en los ya lejanos 90 algunas formaciones se dejarían ver tímidamente, si bien en la mayoría de casos su valor o aportación musical sería básicamente testimonial.

Sea como sea, la primera banda de proto black metal islandesa de la que se tiene constancia es Christblood. Formados en 1989, en 1990 se mudan al Reino Unido y comparten local de ensayo durante unos pocos meses con unos entonces jovencísimos My Dying Bride. Tan solo llegan a grabar una demo, “Massacre in Heaven”, editada ese mismo año y con una calidad de sonido tan espantosamente mala que hace de su escucha una misión imposible. Su existencia es tan breve como anecdótica, pues se separan al año siguiente.

No se registra más actividad (o al menos yo no tengo constancia de ella) a nivel black metal hasta 1994 y 1995. Es entonces cuando se forman unas cuantas bandas más: Ámsvartnir, Mind as Mine, Fields of the Filthy, Asmodeus, Kveldúlfur y Thule; aunque ninguna llegaría muy lejos.

También en 1995 nace Sólstafir, siendo de toda esa generación de agrupaciones la única que acabaría consiguiendo el éxito, y no precisamente de buenas a primeras. Obviamente, a día de hoy nadie asocia su nombre a ninguna clase de extremismo, aunque en sus inicios, especialmente en las demos previas a su álbum debut, poseían una gran influencia black. Su estilo no tardaría en evolucionar hacia una especie de post metal / rock mucho más personal. Gusten más o gusten menos, son relevantes en este contexto ya que no dejan de ser la banda de metal más grande que ha salido de esas frías tierras. De hecho se trata de una de las principales exportaciones musicales islandesas junto a Björk o Sigur Rós.

"Fire & Ice" (1997)
En 1997 se publica un recopilatorio llamado “Fire & Ice: An Icelandic Metal Compilation”, el cual incluye temas de la mayoría de bandas citadas hasta ahora. En aquella época se trató de un lanzamiento relativamente importante, pretendiendo ser una suerte de equivalente islandés a pequeña escala de la serie “Metal Massacre” de Metal Blade o de aquel “Scandinavian Metal Attack” que dio a conocer a Bathory. No obstante, su distribución es escasa y su repercusión más allá de las fronteras islandesas, prácticamente nula. A día de hoy el álbum es cuestión no es más que una mera curiosidad, un trocito de historia musical de razonablemente escaso calado que, eso sí, se cotiza bien caro.

Ese mismo año Thule cambian su nombre por el de Potentiam, editando su debut “Bálsýn” en 1999. A pesar de ser bastante desconocido, se trata de un álbum de calidad que causa un cierto impacto en aquellos jóvenes islandeses ávidos de black metal autóctono. Pero antes de eso, en 1998, Einar “Eldur” Thorberg, miembro principal de Thule / Potentiam, crea Curse, quienes llegarían a editar tres discos, aunque a día de hoy llevan una eternidad sin dar señales de vida.


Potentiam
Poco más acontecería en esas latitudes durante esa época. La mayoría de estas bandas tendrían una existencia de lo más efímera. En el mejor de los casos alguna conseguiría editar algún álbum aislado pero incluso si así era no tardaría en disolverse al poco tiempo. Lo más habitual era no pasar de lanzar una o, como mucho, dos demos. Y la actividad en directo básicamente brillaba por su ausencia.

 

 




2000-2009: PRIMEROS PASOS.

Durante los años 2000 todo seguiría más o menos igual, al menos en apariencia. Se forman algunos grupos más. El panorama general no resulta muy alentador, sin embargo empiezan a plantarse algunas semillas del fenómeno que acabaría por dar sus frutos durante el decenio siguiente.

Cabe mencionar a Myrk, quienes se crean en 2001 y cuyo único álbum, “Icons of the Dark”, lanzado en 2003, es frecuentemente citado como influencia por buena parte de la actual escena. En la más pura tradición blackmetalera islandesa, la banda se separa unos pocos años después aunque no tardan en reinventarse como Momentum.

Myrk

En 2002, el anteriormente citado Einar “Eldur” Thorberg forma Fortid, una popular banda de viking black. Años más tarde, en 2008, se mudaría a Noruega y modificaría ligeramente el nombre de esta, pasando a ser Fortíð.

En 2003 nacen Withered, con ex-miembros de Curse. Editarían un disco bastante flojo en 2006 antes de desaparecer para siempre. Asimismo, en 2005 se ponen en activo tanto Carpe Noctem como Slidhr. Ambos grupos se labrarían una buena reputación en años venideros.

Por otro lado, en 2006, H.V. Lyngdal, entonces ya ex-miembro de Myrk pero todavía parte de Momentum, crea Wormlust. Paralelamente, Stephen Lockhart, un irlandés reubicado en Reikiavik, da vida a Rebirth of Nefast. Los dos proyectos terminarían alcanzando notoriedad con el paso del tiempo.

Stephen Lockhart

Casi para terminar, debemos destacar el año 2008 como el del inicio de la actividad de Naðra, Abominor y Chao. Especialmente relevante es el caso de estos últimos, que tan solo editarían un EP antes de cambiarse de nombre y alcanzar un éxito considerable, aunque todo esto ocurriría durante la década siguiente. También en 2008 saltan a la palestra Árstíðir Lífsins, conocida banda de pagan black metal que incluimos aquí un poco con calzador porque, pese a que uno de sus miembros es Árni Bergur Zoëga (que en 2009 se uniría a Carpe Noctem), dos terceras partes de su formación son alemanas.

En cuanto al resto, poco más que resaltar aparte de la creación de cierto grupo de Kópavogur (una pequeña localidad al sur de la capital) que acabaría revolucionando todo…

 


SVARTIDAUðI, LA VERDADERA GÉNESIS DEL MOVIMIENTO:

En 2002, y con un nombre que significa “muerte negra”, nace Svartidauði de la mano de Sturla Viðar, un chaval que entonces a lo sumo tendría 16 o 17 años (se desconoce su fecha exacta de nacimiento, pero teniendo en cuenta la edad de sus compañeros de banda y la de sus coetáneos del resto de la escena, dudo mucho que fuera anterior a 1986-87). No obstante, el grupo no empieza a funcionar en serio hasta 2006, año en el que se les une Þórir Garðarsson (que en 2008 entraría también en Chao) y publican su primera demo, “Temple of Deformation”. Es en esa misma época cuando empiezan a prodigarse más en directo.

Svartidauði

En 2009 y 2010 editarían dos demos más, “Adorned with Fire” y “Those Who Crawl and Slither Shall Again Inherit the Earth”, respectivamente. En esos momentos su influencia ya se deja notar sobre todas las bandas de black metal de la isla. Precisamente es en 2010 cuando la formación consigue lo que ninguna banda islandesa de black había logrado hasta entonces: salir del país para tocar, concretamente en la tercera edición del Nidrosian Black Mass Fest, la cual tiene lugar del 11 al 13 de noviembre en Trondheim, Noruega.

Esta actuación no solo les vale para darle un pequeño impulso a su nombre a nivel internacional, sino que también les consigue un contrato con Terratur Possessions (co-organizadores del festival, que por aquel entonces apenas llevaban un par de años funcionando como sello), quienes acabarían lanzando su primer disco completo, “Flesh Cathedral”, el 3 de diciembre de 2012. Dicho trabajo sería precedido por un Split en 7” con los chilenos Perdition, lanzado tan solo once meses antes, al que los de Sturla Viðar aportarían un único tema. Tanto la grabación de este corte como la del álbum se llevaron a cabo en los estudios Emissary (propiedad del anteriormente mencionado Stephen Lockhart), que a partir de ese momento pasarían a estar bastante solicitados. Ni que decir tiene que “Flesh Cathedral” es un absoluto y arrollador éxito.

 

 

2010-2014: El BOOM

En 2010, en el diminuto municipio de Hveragerði, a menos de 50 kilómetros de Reikiavik, Auðn comienzan su andadura, aunque no editarían su primer y homónimo álbum hasta 2014. Su particular aproximación al black metal pasa por un enfoque más lento, melódico y épico, lo que hasta cierto punto los convierte en una especie de rara avis dentro de una escena integrada por bandas primordialmente agresivas y con un halo más amenazante.

Ese mismo año también nacen Mannveira, inicialmente concebidos como one man band, y Dynfari, practicantes de un interesante black metal atmosférico, que con sus cinco elepés son tal vez el grupo más prolífico de cuantos mencionamos en este especial. Tanto estas como Auðn  son formaciones razonablemente establecidas y bien consideradas, demostrando que ya antes de “Flesh Cathedral” se venían gestando cosas interesantes en Islandia.

Mannveira

También en 2010 nacen Vetur, con ex-miembros de Curse y Potentiam, quienes a partir de 2014 incluirían en su alineación al increíble Dirk Verbeuren (Megadeth, ex-Aborted, etc.). No podemos olvidar tampoco a Nornahetta, formados en 2012 (aunque se desconoce quiénes son sus integrantes) que hasta la fecha solo han publicado EP’s aunque su material apunta maneras.

Con todo, es la edición del debut de Svartidauði, insisto, lo que supone un auténtico revulsivo para la entonces incipiente escena black islandesa, marcando el momento a partir del cual ésta explosionaría finalmente.

Wormlust

Ya en 2013 comienza a haber mucho movimiento: H.V. Lyngdal publica el excelente primer trabajo de Wormlust: “The Feral Wisdom”, uno de los mejores discos de toda esta hornada. A su vez, Carpe Noctem editan su opera prima, “In Terra Profugus”. Dos de los miembros de Chao, el guitarrista Garðar S. Jónsson y el batería Bjarni Einarsson, forman Almyrkvi, cuya propuesta sería un tanto más atmosférica aunque también de gran calidad. Ambos músicos son asimismo integrantes de Slidhr quienes, finalmente, tras ocho años en activo, lanzan su primer trabajo, y además lo hacen a traves de Debemur Morti. Sin duda el tremendo potencial de la escena islandesa empezaba a despertar el interés de muchos. Es en ese momento de total efervescencia cuando precisamente Chao se reinventan para convertirse en la que considero la segunda banda más importante de todo este meollo…   

 

 

SINMARA, SURGIDOS DEL CAOS:

Pese a que el año anterior habían sacado un EP todavía bajo su antiguo moniker, en 2013 Chao se convierten en Sinmara (nombre inspirado por la mitología nórdica, siendo Sinmara la esposa de Surt, un gigante de fuego del que se dice que sus hordas aplastarán a los dioses durante el Ragnarök), manteniendo intacta su formación (que no olvidemos que incluye a Þórir Garðarsson de Svartidauði), su propuesta y sus intenciones, y no tardando en ultimar su fantástico debut, “Aphotic Womb”, que saldría en 2014 también bajo el auspicio de Terratur Possessions.

Ya hemos comentado que la escena islandesa de black metal está compuesta por pocos músicos y muchos grupos, pero de todos ellos quizás sea Sinmara el que más podría encajar en el concepto de all star band, pues todos sus miembros militan en Almyrkvi, mientras que Garðar S. Jónsson y Bjarni Einarsson, tal y como indicábamos antes, lo hacen también en Slidhr, este último incluso forma parte de Wormlust, y además Þórir Garðarsson es una pieza fundamental en Svartidauði. Tela marinera. Con todo, sus propios integrantes siempre dejan bien claro que Sinmara no es el proyecto paralelo de nadie, sino una banda con todas las de la ley.

Sinmara

Al igual que “Flesh Cathedral”, “Aphotic Womb” también se graba en los Studio Emmisary, lo que se traduce en una producción excepcional. Nuevamente estamos ante un álbum redondo a todos los niveles, cuyo único fin, según palabras textuales del quinteto, es ser “la misma expresión de la más pura oscuridad”. La influencia que el roster de Norma Evangelium Diaboli ejerce sobre su música es innegable, aunque Sinmara saben darle un toque personal a sus composiciones y por ello el disco en conjunto resulta brillante: disonancias por doquier, geniales baterías, riffs estupendos, un registro vocal lleno de odio y una atmósfera fría y oscura. “Aphotic Womb” es un discazo de principio a fin.

Sinmara no tardarían en empezar a moverse internacionalmente, actuando en directo de manera frecuente, cosechando una gran aceptación y aumentando incesantemente su base de fans. De todos modos, su auge sería simultáneo al de otro grupo que es de los primeros que se nos vienen a la cabeza al hablar de black islandés…


 

MISþYRMING, LOS TERCEROS EN DISCORDIA:

A diferencia de Svartidauði, que dejarían pasar una década entre su formación y la publicación de su debut, Misþyrming (cuyo nombre podría traducirse como “abuso”, aunque “falta de clemencia” sería más exacto) seguirían el juego contrario, pues se forman en junio de 2013 y ya en febrero de 2015, apenas año y medio después de su puesta en marcha, lanzan su primer disco, “Söngvar Elds og Óreiðu” (“Canciones de fuego y caos”), como no, también a través de Terratur Possessions.

Aunque Helgi Rafn Hróðmarsson y Tómas Ísdal de Carpe Noctem no tardarían en unirse a sus filas, la banda sería concebida inicialmente como el proyecto en solitario de Dagur Gíslason, un joven y talentoso multiinstrumentista nacido a principios de 1993 en Reikiavik, quien empieza a tocar el piano a los seis años de edad y, con apenas ocho, encuentra en el “Mutter” de Rammstein una temprana motivación para convertirse en músico. Su primera toma de contacto con el black metal tendría lugar durante su adolescencia, quedándose inicialmente prendado del “De Mysteriis Dom Sathanas” de Mayhem y descubriendo poco después a Deathspell Omega, quienes le marcarían profundamente. No obstante, su primera banda es de death metal, llevando por nombre Abacination y estando en activo tan solo de 2010 a 2013. 

Misþyrming
Misþyrming conocen el éxito de manera casi instantánea, pues “Söngvar Elds og Óreiðu” encandila tanto a público como crítica, siendo destacado por varias publicaciones especializadas como uno de los mejores trabajos de 2015. No es para menos: el álbum es una excelente pieza de black metal en la que melodía y disonancia van de la mano para ofrecer una experiencia única, con unos temas tan furiosos y crudos como cautivadores, y con una atmósfera digna de mención. Todo el disco sería obra de Dagur, y de hecho la composición de tres de sus cortes se remonta incluso a antes de que Misþyrming existiera como tal. En total, el trabajo sería escrito y arreglado en tan solo seis meses.

Ese mismo año la formación participaría en el Nidrosian Black Mass V, para la ocasión celebrado en Bruselas, y en 2016 harían lo propio en el holandés Roadburn Festival. La actividad en directo por parte de la banda empieza a ser tal, que el propio Dagur tiene que posponer su graduación en la universidad para no tener que interrumpir las giras.

 

 

2015-PRESENTE: LA CONSOLIDACIÓN.

Es en la segunda mitad de la pasada década cuando puede afirmarse con rotundidad que lo que parecía una prometedora escena es ya toda una realidad, y como no puede ser de otra manera, una nueva tanda de bandas y proyectos ven la luz.

En 2015 conocemos a Draugsól, cuyos miembros proceden de formaciones escasamente relevantes y, aunque no tardan en rebautizarse como Kaleikr, en 2017 editarían un interesante trabajo, “Volaða Land”, todavía bajo su nombre original a través del sello portugués Signal Rex. También en 2015 comienzan a funcionar Andavald, que por aquel entonces tienen un componente en común con los propios Draugsól y dos con Mannveira. Su único álbum hasta la fecha, “Undir Skyggðarhaldi”, saldría en 2019, logrando una gran respuesta. Su visión del black metal es bastante particular, siendo el suyo un estilo más agónico y a medio tiempo, con un importante elemento emocional.

Zhrine
Ese mismo año 2015, una ciertamente irrelevante banda de death metal fundada en 2007 y llamada Gone Postal abandona ese nombre en favor del de Zhrine, editando en 2016 un alucinante disco de black metal (con sus ramalazos death, eso sí) llamado “Unortheta” mediante la todopoderosa Season of Mist. A pesar de sus orígenes deathmetaleros, siendo islandeses sería raro si alguno de sus integrantes no tuviera al menos una conexión con el black, pero que nadie se alarme porque su guitarrista / cantante Nökkvi G. Gylfason por entonces militaba también en Svartidauði.

En 2016 se publica, finalmente, “Allir Vegir til Glötunar”, el primer disco de Naðra, que en esa época ya tienen tres miembros en común con Misþyrming y todavía comparten dos con Carpe Noctem. “Allir…” es un gran disco de black metal con un regustillo folk / pagan que funciona muy bien y reafirma la posición de la banda.

H.V. Lyngdal sigue muy activo y se saca de la manga, además de material fresco de sus Wormlust (en forma de nueva colaboración con Alex Poole de Chaos Moon), varios proyectos nuevos: Ljáin, Guðveiki (con miembros, precisamente, de Chaos Moon) y Martröð (super banda internacional con un line-up de lujo que incluye a Dagur Gíslason de Misþyrming, a Mkm de Antaeus y Aosoth y a Wrest de Leviathan), siendo este último especialmente interesante.

En 2017 se forman Helfró, quienes sacarían su debut homónimo al año siguiente a través de un subsello de Season of Mist. También salen los respectivos debuts de Rebirth of Nefast (el muy aclamado “Tabernaculum”), Kaleikr y Vetur, e incluso el segundo trabajo de Carpe Noctem. Y que no se nos pase por alto el genial “Umbra” de Almyrkvi.

Se forman varias pequeñas y por ahora bastante desconocidas bandas como Óreiða, Vonlaus, Örmagna y Vosbud. Todas ellas publican su primer material en los últimos años de la pasada década. No obstante, lo más importante que sucede en 2018 y 2019 es, por supuesto, el lanzamiento de los segundos y muy esperados trabajos del big three islandés: el “Revelations of the Red Sword” (Ván Records) de los mil veces mencionados Svartidauði, el “Hvísl Stjarnanna” (Ván Records) de Sinmara y el “Algleymi” (Norma Evangelium Diaboli) de Misþyrming. Tres discazos impresionantes que han posicionado a estas bandas en la primera fila del underground black metal mundial.

 

 

INFRAESTRUCTURA ACTUAL: VÁNAGANDR Y FESTIVALES.

Dagur y Tómas (Vánagandr)

Desde 2014, Tómas Ísdal y Dagur Gíslason llevan Vánagandr, un pequeño sello especializado en casetes en torno al cual acabaría pivotando buena parte de la escena. La idea surge cuando se dan cuenta de que tienen tres grabaciones listas para ser publicadas y ningún contrato con nadie para sacarlas. Empiezan editando las demos de Naðra y Mannveira y poco a poco empiezan a publicar material de bandas como Carpe Noctem, Sinmara y Nornahetta, entre otras. El papel que Vánagandr ha jugado en la expansión,  crecimiento y divulgación del black metal de la isla es mucho más relevante de lo que pudiera parecer de entrada. Casi lo definiría como crucial. Se trata de algo así como la versión islandesa de lo que fue Deathlike Silence Productions, aunque sin asesinatos ni quema de iglesias de por medio, claro.

En lo que respecta a festivales, tenemos que empezar citando al Eistnaflug Fest, que se celebra desde 2005 y que en sus inicios era tremendamente humilde, contando con la única participación de unas pocas bandas islandesas y con tan solo unos 50 asistentes. Poco a poco el festival ha ido creciendo hasta convertirse en un evento de cuatro días en el que actúan unos 30-40 grupos y al que acuden unas 2500 personas. Por supuesto, el black islandés tiene  un hueco ahí. De hecho, en las ediciones de 2014 y 2015 el Eistnaflug fue el escenario de una espectacular performance llamada Úlfsmessa (“Misa del lobo”), llevada a cabo por varios grupos de Vánagandr (con Misþyrming  y Nadra a la cabeza),  los cuales se dieron cita a la vez sobre el escenario para ofrecer una impactante actuación con tintes ritualísticos y una puesta en escena brutal. Un concepto impactante y rompedor que acabarían repitiendo también en el Roadburn.

Cartel del Ascesnsion Fest 2019
No obstante, a efectos puramente blackmetaleros, en general resultaba todavía más interesante el Oration Fest, que se celebró únicamente de 2016 a 2018. Organizado por Stephen Lockhart, inicialmente fue un festival concebido con la única finalidad de promocionar a las bandas que este iba grabando en su Studio Emissary, aunque rápidamente obtuvo notoriedad y de hecho en su segunda edición el 75% de los asistentes ya eran de fuera de Islandia. La gran carga de trabajo de Mr. Lockhart al frente de su estudio de grabación, así como su por entonces reciente paternidad, le llevaron a tomar la decisión de no darle mayor continuidad al evento,  aunque en algún momento el hombre debió recapacitar y ahora, en su lugar y desde 2019, existe el Ascension Fest, verdadero sucesor espiritual del Oration, cuyo cartel para el próximo 2021 incluye a la crème de la crème del black metal islandés además de bandazas como Mgła, Dødheimsgard, Grave Pleasures, Shrine of Insanabilis o Ved Buens Ende. Un lujazo que muero por presenciar.

De todos modos la repercusión del black metal islandés es ya tan notable que hasta el festival más grande del país, el Iceland Airwaves (que va de un palo totalmente mainstream, habiendo participado en él gente como Sinéad O’Connor, Keane o la jodida Yoko Ono), ha dado cabida a Sinmara, Misþyrming y Svartidauði en más de una edición.

 

 

¿Y AHORA QUÉ?: EL FUTURO DE LA ESCENA

No todo el mundo está igual de entusiasmado con el auge de la escena islandesa de black metal. Hay un cierto sector crítico que sostiene que sus bandas no hacen más que imitar el estilo disonante de Deathspell Omega. Otros dicen que solo se trata de una moda pasajera. Lo cierto es que no estoy de acuerdo lo primero y creo que lo segundo es matizable.

Las bandas islandesas han demostrado que atesoran variedad y calidad de sobra como para gestar trabajos excelentes más allá de sus obvias fuentes de inspiración. Y es cierto que el black metal islandés ahora mismo cotiza al alza y que probablemente se está acercando a un pico de popularidad que en algún momento decaerá, lo cual dará lugar a una especie de criba que propiciará la supervivencia de unas bandas y la desaparición de muchas otras.

Pero no olvidemos que estamos hablando de la escena de un país en conjunto, no de un subgénero del black en particular. El black metal islandés, en sí mismo, no define con exactitud un estilo concreto y como tal no se trata de una tendencia musical determinada que hoy puede estar en boga y que mañana a lo mejor ya no interesa. Sí, obviamente las bandas islandesas comparten background, influencias y, desde luego, más de un miembro. Pero, por ejemplo, Svartidauði, Almyrkvi, Auðn, Zhrine o Andavald son bastante diferentes entre sí, al igual que lo son discos como el “De Mysteriis Dom Sathanas”, el “In the Nightside Eclipse”, el “Transilvanian Hunger”, el “Hvis Lyset Tar Oss” o el “The Shadowthrone”, que no tienen nada que ver los unos con los otros a excepción del hecho de que todos son obras maestras del black metal editadas por bandas noruegas en el mismo año. Y así como de Noruega de tanto en tanto aún continúan saliendo excelentes discos a pesar de que sus días de verdadera gloria ya quedan unos 25-30 años atrás, es de esperar que Islandia siga brindándonos grandes trabajos en lo sucesivo, aunque el actual boom se atenúe, cosa que ocurrirá segurísimo antes o después.

Así que sí, el black islandés está de moda, pero definitivamente dudo que se trate de algo pasajero. Más bien lo veo como el tardío despertar de una escena que ya lleva un tiempo demostrando que tiene mucho que ofrecer.

Por lo de pronto, su futuro sigue pareciendo brillante. La mayoría de sus bandas aún van por su segundo disco, algunas incluso por el primero. Los más recientes trabajos de sus vacas sagradas superan a sus respectivos debuts y además muestran una evolución que augura todavía mejores lanzamientos a corto / medio plazo. Prometedores álbumes se vislumbran en el horizonte: Nyrst acaban de salir de la nada con su primer larga duración, el cual aún no he podido escuchar entero aunque pinta genial. Drottinn, liderados por nada más y nada menos que Sturla Viðar y Dagur Gíslason, publicaron hace nada una demo. Hræ, proyecto de Þórður Indriði Björnsson de Guðveiki, también se estrenó hace poco con un álbum estupendo. Y podríamos seguir…

Está claro que, tal y como decíamos al principio de este reportaje, las bandas islandesas han venido para quedarse. El propio Þórir Garðarsson de Svartidauði y Sinmara ya lo anticipaba hace años en una entrevista cuando, al ser preguntado por toda la atención que la escena estaba recibiendo, dijo: “más vale que os vayáis acostumbrando, porque esto no ha hecho más que empezar”. Y es que hace tiempo que Islandia juega en primera, amigos.