(Artículo originalmente publicado en el número 5 de Hellfire Zine)
Situado en el extremo noroeste
de Europa, entre el mar de Groenlandia, el mar de Noruega y el Atlántico norte,
y con una población total que no alcanza los 400.000 habitantes, Islandia es un
estado insular, pequeño y bastante aislado principalmente conocido por su importante
actividad volcánica, su meseta con desiertos, montañas y glaciares y su alto
nivel de vida. Y de un tiempo a esta parte, quién lo iba a decir, también por
su nutrida escena black metal.
Resulta curioso. A fin de
cuentas hablamos de un país que jamás ha destacado por poseer una gran
tradición en lo que a metal extremo se refiere y que, contra todo pronóstico,
ha acabado por convertirse en la cuna de toda una generación de bandas que no
solo están causando sensación a nivel underground sino que parecen haber venido
para quedarse.
Salvando las distancias, el
paralelismo tardío con esa primigenia escena noruega de principios de los 90
resulta evidente, y es que no cabe duda de que si se da la combinación de
factores oportuna todo es posible. Así pues, ¿qué está sucediendo en Islandia?
¿Desde cuándo es tan relevante en el panorama musical extremo? ¿Cómo empezó
todo? ¿Por qué tardó tanto su escena en despegar?
Adentrémonos en el fascinante
mundo del llamado Icelandic Black Metal con este humilde repaso a su origen,
historia y bandas destacadas, y conozcamos la respuesta a estas y muchas otras
preguntas. Como es lógico no nos ha sido posible incluir a absolutamente todos
sus grupos pero creemos que el reportaje ha quedado en cualquier caso suficientemente
completo e informativo. Esperamos que lo disfrutéis aunque, eso sí, preparaos
porque se avecinan decenas de nombres impronunciables y un ir y venir de
músicos que es para volverse loco. Comenzamos.
DATOS PRELIMINARES:
Lo primero que hay que destacar es que el total de grupos de metal
contabilizados hasta la fecha en Islandia, tanto en activo como separados, no
llega a los 150 (en el momento de redactar este texto, claro), una cifra
verdaderamente irrisoria si la comparamos con los casi 5.000 que han salido de
Suecia, los 4.000 que alcanza Finlandia o incluso los más de 3.000 que han
aparecido aquí en España. Hay que recordar, no obstante, que Islandia es un
país con una población verdaderamente reducida, por lo que el ratio de bandas
per cápita no es en realidad tan extremadamente
bajo.
Aproximadamente dos terceras partes del total de formaciones
islandesas son originarias de Reikiavik, que con sus 125.000 habitantes además
de ser la capital del país también es el centro neurálgico de su actividad
metalera (y de cualquier otra, en realidad). Y, tal como evidencia este
artículo, el black metal es el estilo preferido por la mayoría de sus bandas.
Se estima que a mediados de la pasada década la escena black islandesa
al completo (incluyendo tanto a miembros de bandas como seguidores) estaría
integrada por menos de cien personas, que es una cifra realmente ridícula, pero
así eran las cosas entonces. A día de hoy, en pleno apogeo del black islandés,
es de suponer que habrá bastantes más aficionados al estilo, pero su núcleo
realmente lo compone un colectivo más o menos reducido de músicos y
entusiastas.
Un dato muy llamativo sobre esta escena es su naturaleza endogámica,
pues sus bandas comparten miembros de manera muy habitual, no siendo nada raro,
por lo tanto, que de media la mayoría de músicos repartan su tiempo entre dos,
tres o, en ocasiones, incluso más proyectos. De hecho entre aproximadamente
treinta personas se formaron unas veinte bandas, muy revelador, ¿no?
¿POR QUÉ EL BLACK METAL TARDA TANTO EN HACERSE POPULAR EN ISLANDIA?
A principios de los años 90 Islandia parecía (ojo: parecía) reunir las condiciones
necesarias para vivir una eclosión blackmetalera
similar a la que entonces estaban experimentando países como Noruega o Suecia.
A fin de cuentas, existía una base relativamente sólida de grupos de death
metal (integrada, entre otros, por nombres como Sororicide, Strigaskór Nr. 42 y
Cranium) que bien podría haber evolucionado hacia el black metal. De hecho,
algunos de los componentes de esas formaciones mantenían contacto por
correspondencia con Euronymous y demás figuras clave del movimiento black
noruego. Sin embargo, si el death metal islandés de la época derivó en algo fue
más bien en el grunge o en el indie.
¿Por qué entonces el país no tuvo una explosión a nivel black metal
equivalente a la de sus vecinos? Bueno, influyeron varias cosas. Primeramente
podríamos citar el hecho de que Islandia sea una isla bastante apartada. De
hecho, lo de “vecinos” es relativo (entre Reikiavik y Oslo hay 2.500 km, tan
solo un poco menos de lo que separa Madrid de la capital noruega). Hoy en día,
gracias a internet y a la globalización, ese detalle podría parecer irrelevante
y de hecho no supondría ningún problema, pero hace tres décadas se trataba de
un factor clave: en buena medida los islandeses vivían ajenos a lo que se cocía
en el resto de Escandinavia en materia de metal extremo.
Aunque no lo parezca, otro aspecto a considerar es lo escasamente
religiosa que es su población. La Iglesia Nacional de Islandia es la religión
de estado y aproximadamente un 60% de su ciudadanía pertenece a esa
institución, pero esta estadística solo representa la cantidad de miembros que
dicha organización religiosa afirma tener, lo cual no es necesariamente un
reflejo de las verdaderas creencias de la comunidad. Es más, a buena parte de
su población la religión le resbala por completo. Y si al islandés de a pie la
religión le trae sin cuidado, ¿qué es lo que ocurre? Pues que el satanismo no
es percibido como una amenaza, lo cual lo hace muy poco atractivo o interesante
incluso para el más rebelde de los adolescentes. En Noruega, por ejemplo, el
cristianismo estaba mucho más arraigado. Había, por así decirlo, un enemigo
contra el que alzarse y eso daba más sentido y razón de ser al movimiento blackmetalero, pero en Islandia no era
así.
No obstante, en 2008 ocurriría algo que cambiaría las cosas,
prendiendo la mecha de lo que finalmente acabaría por dinamitar unos pocos años
después: la tremenda crisis financiera que hizo temblar los cimientos de la
economía islandesa. El impacto de esta recesión sería brutal a todos los
niveles y es que, comparado con el tamaño del estado, podría afirmarse que
dicho colapso bancario fue el mayor sufrido por cualquier país del mundo en
toda la historia. Las cosas se pondrían tan feas que se generaría un gran
movimiento de protesta popular, del que con total seguridad podemos considerar
la irrupción de toda la oleada de bandas de black metal como una manifestación
más del mismo. El pesimismo, la negatividad e incluso el nihilismo se habían
apoderado de buena parte de la juventud islandesa. Se avecinaban tiempos
oscuros que requerían de una banda sonora a la altura de la situación.
1990-1999: ANTECEDENTES.
Aunque el boom no tendría lugar hasta hace algo menos de una década, en los ya lejanos 90 algunas formaciones se dejarían ver tímidamente, si bien en la mayoría de casos su valor o aportación musical sería básicamente testimonial.
Sea como sea, la primera banda de proto black metal islandesa de la
que se tiene constancia es Christblood. Formados en 1989, en 1990 se mudan al
Reino Unido y comparten local de ensayo durante unos pocos meses con unos
entonces jovencísimos My Dying Bride. Tan solo llegan a grabar una demo,
“Massacre in Heaven”, editada ese mismo año y con una calidad de sonido tan
espantosamente mala que hace de su escucha una misión imposible. Su existencia
es tan breve como anecdótica, pues se separan al año siguiente.
No se registra más actividad (o al menos yo no tengo constancia de
ella) a nivel black metal hasta 1994 y 1995. Es entonces cuando se forman unas
cuantas bandas más: Ámsvartnir, Mind as Mine, Fields of the Filthy, Asmodeus,
Kveldúlfur y Thule; aunque ninguna llegaría muy lejos.
También en 1995 nace Sólstafir, siendo de toda esa generación de
agrupaciones la única que acabaría consiguiendo el éxito, y no precisamente de
buenas a primeras. Obviamente, a día de hoy nadie asocia su nombre a ninguna
clase de extremismo, aunque en sus inicios, especialmente en las demos previas
a su álbum debut, poseían una gran influencia black. Su estilo no tardaría en
evolucionar hacia una especie de post metal / rock mucho más personal. Gusten
más o gusten menos, son relevantes en este contexto ya que no dejan de ser la
banda de metal más grande que ha salido de esas frías tierras. De hecho se
trata de una de las principales exportaciones musicales islandesas junto a
Björk o Sigur Rós.
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"Fire & Ice" (1997) |
Ese mismo año Thule cambian su nombre por el de Potentiam, editando su debut “Bálsýn” en 1999. A pesar de ser bastante desconocido, se trata de un álbum de calidad que causa un cierto impacto en aquellos jóvenes islandeses ávidos de black metal autóctono. Pero antes de eso, en 1998, Einar “Eldur” Thorberg, miembro principal de Thule / Potentiam, crea Curse, quienes llegarían a editar tres discos, aunque a día de hoy llevan una eternidad sin dar señales de vida.
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Potentiam |
2000-2009: PRIMEROS PASOS.
Durante los años 2000 todo seguiría más o menos igual, al menos en
apariencia. Se forman algunos grupos más. El panorama general no resulta muy
alentador, sin embargo empiezan a plantarse algunas semillas del fenómeno que
acabaría por dar sus frutos durante el decenio siguiente.
Cabe mencionar a Myrk, quienes se crean en 2001 y cuyo único álbum, “Icons of the Dark”, lanzado en 2003, es frecuentemente citado como influencia por buena parte de la actual escena. En la más pura tradición blackmetalera islandesa, la banda se separa unos pocos años después aunque no tardan en reinventarse como Momentum.
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Myrk |
En 2002, el anteriormente citado Einar “Eldur” Thorberg forma Fortid,
una popular banda de viking black. Años más tarde, en 2008, se mudaría a
Noruega y modificaría ligeramente el nombre de esta, pasando a ser Fortíð.
En 2003 nacen Withered, con ex-miembros de Curse. Editarían un disco
bastante flojo en 2006 antes de desaparecer para siempre. Asimismo, en 2005 se
ponen en activo tanto Carpe Noctem como Slidhr. Ambos grupos se labrarían una
buena reputación en años venideros.
Por otro lado, en 2006, H.V. Lyngdal, entonces ya ex-miembro de Myrk pero todavía parte de Momentum, crea Wormlust. Paralelamente, Stephen Lockhart, un irlandés reubicado en Reikiavik, da vida a Rebirth of Nefast. Los dos proyectos terminarían alcanzando notoriedad con el paso del tiempo.
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Stephen Lockhart |
Casi para terminar, debemos destacar el año 2008 como el del inicio de
la actividad de Naðra, Abominor y Chao. Especialmente relevante es el caso de
estos últimos, que tan solo editarían un EP antes de cambiarse de nombre y
alcanzar un éxito considerable, aunque todo esto ocurriría durante la década
siguiente. También en 2008 saltan a la palestra Árstíðir Lífsins, conocida
banda de pagan black metal que incluimos aquí un poco con calzador porque, pese
a que uno de sus miembros es Árni Bergur Zoëga (que en 2009 se uniría a Carpe
Noctem), dos terceras partes de su formación son alemanas.
En cuanto al resto, poco más que resaltar aparte de la creación de
cierto grupo de Kópavogur (una pequeña localidad al sur de la capital) que
acabaría revolucionando todo…
SVARTIDAUðI, LA VERDADERA
GÉNESIS DEL MOVIMIENTO:
En 2002, y con un nombre que significa “muerte negra”, nace Svartidauði de la mano de Sturla Viðar, un chaval que entonces a lo sumo tendría 16 o 17 años (se desconoce su fecha exacta de nacimiento, pero teniendo en cuenta la edad de sus compañeros de banda y la de sus coetáneos del resto de la escena, dudo mucho que fuera anterior a 1986-87). No obstante, el grupo no empieza a funcionar en serio hasta 2006, año en el que se les une Þórir Garðarsson (que en 2008 entraría también en Chao) y publican su primera demo, “Temple of Deformation”. Es en esa misma época cuando empiezan a prodigarse más en directo.
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Svartidauði |
En 2009 y 2010 editarían dos demos más, “Adorned with Fire” y “Those
Who Crawl and Slither Shall Again Inherit the Earth”, respectivamente. En esos
momentos su influencia ya se deja notar sobre todas las bandas de black metal
de la isla. Precisamente es en 2010 cuando la formación consigue lo que ninguna
banda islandesa de black había logrado hasta entonces: salir del país para
tocar, concretamente en la tercera edición del Nidrosian Black Mass Fest, la
cual tiene lugar del 11 al 13 de noviembre en Trondheim, Noruega.
Esta actuación no solo les vale para darle un pequeño impulso a su
nombre a nivel internacional, sino que también les consigue un contrato con
Terratur Possessions (co-organizadores del festival, que por aquel entonces
apenas llevaban un par de años funcionando como sello), quienes acabarían
lanzando su primer disco completo, “Flesh Cathedral”, el 3 de diciembre de
2012. Dicho trabajo sería precedido por un Split en 7” con los chilenos
Perdition, lanzado tan solo once meses antes, al que los de Sturla Viðar
aportarían un único tema. Tanto la grabación de este corte como la del álbum se
llevaron a cabo en los estudios Emissary (propiedad del anteriormente
mencionado Stephen Lockhart), que a partir de ese momento pasarían a estar
bastante solicitados. Ni que decir
tiene que “Flesh Cathedral” es un absoluto y arrollador éxito.
2010-2014: El BOOM
En 2010, en el diminuto municipio de Hveragerði, a menos de 50 kilómetros de Reikiavik, Auðn comienzan su andadura, aunque no editarían su primer y homónimo álbum hasta 2014. Su particular aproximación al black metal pasa por un enfoque más lento, melódico y épico, lo que hasta cierto punto los convierte en una especie de rara avis dentro de una escena integrada por bandas primordialmente agresivas y con un halo más amenazante.
Ese mismo año también nacen Mannveira, inicialmente concebidos como one man band, y Dynfari, practicantes de un interesante black metal atmosférico, que con sus cinco elepés son tal vez el grupo más prolífico de cuantos mencionamos en este especial. Tanto estas como Auðn son formaciones razonablemente establecidas y bien consideradas, demostrando que ya antes de “Flesh Cathedral” se venían gestando cosas interesantes en Islandia.
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Mannveira |
Con todo, es la edición del debut de Svartidauði, insisto, lo que supone un auténtico revulsivo para la entonces incipiente escena black islandesa, marcando el momento a partir del cual ésta explosionaría finalmente.
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Wormlust |
Ya en 2013 comienza a haber mucho movimiento: H.V. Lyngdal publica el excelente primer trabajo de Wormlust: “The Feral Wisdom”, uno de los mejores discos de toda esta hornada. A su vez, Carpe Noctem editan su opera prima, “In Terra Profugus”. Dos de los miembros de Chao, el guitarrista Garðar S. Jónsson y el batería Bjarni Einarsson, forman Almyrkvi, cuya propuesta sería un tanto más atmosférica aunque también de gran calidad. Ambos músicos son asimismo integrantes de Slidhr quienes, finalmente, tras ocho años en activo, lanzan su primer trabajo, y además lo hacen a traves de Debemur Morti. Sin duda el tremendo potencial de la escena islandesa empezaba a despertar el interés de muchos. Es en ese momento de total efervescencia cuando precisamente Chao se reinventan para convertirse en la que considero la segunda banda más importante de todo este meollo…
SINMARA, SURGIDOS DEL CAOS:
Pese a que el año anterior habían sacado un EP todavía bajo su antiguo moniker, en 2013 Chao se convierten en Sinmara (nombre inspirado por la mitología nórdica, siendo Sinmara la esposa de Surt, un gigante de fuego del que se dice que sus hordas aplastarán a los dioses durante el Ragnarök), manteniendo intacta su formación (que no olvidemos que incluye a Þórir Garðarsson de Svartidauði), su propuesta y sus intenciones, y no tardando en ultimar su fantástico debut, “Aphotic Womb”, que saldría en 2014 también bajo el auspicio de Terratur Possessions.
Ya hemos comentado que la escena islandesa de black metal está compuesta por pocos músicos y muchos grupos, pero de todos ellos quizás sea Sinmara el que más podría encajar en el concepto de all star band, pues todos sus miembros militan en Almyrkvi, mientras que Garðar S. Jónsson y Bjarni Einarsson, tal y como indicábamos antes, lo hacen también en Slidhr, este último incluso forma parte de Wormlust, y además Þórir Garðarsson es una pieza fundamental en Svartidauði. Tela marinera. Con todo, sus propios integrantes siempre dejan bien claro que Sinmara no es el proyecto paralelo de nadie, sino una banda con todas las de la ley.
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Sinmara |
Al igual que “Flesh Cathedral”, “Aphotic Womb” también se graba en los
Studio Emmisary, lo que se traduce en una producción excepcional. Nuevamente
estamos ante un álbum redondo a todos los niveles, cuyo único fin, según
palabras textuales del quinteto, es ser “la misma expresión de la más pura
oscuridad”. La influencia que el roster
de Norma Evangelium Diaboli ejerce sobre su música es innegable, aunque Sinmara
saben darle un toque personal a sus composiciones y por ello el disco en
conjunto resulta brillante: disonancias por doquier, geniales baterías, riffs
estupendos, un registro vocal lleno de odio y una atmósfera fría y oscura.
“Aphotic Womb” es un discazo de principio a fin.
Sinmara no tardarían en empezar a moverse internacionalmente, actuando
en directo de manera frecuente, cosechando una gran aceptación y aumentando
incesantemente su base de fans. De todos modos, su auge sería simultáneo al de
otro grupo que es de los primeros que se nos vienen a la cabeza al hablar de
black islandés…
MISþYRMING, LOS TERCEROS EN
DISCORDIA:
A diferencia de Svartidauði, que dejarían pasar una década entre su formación y la publicación de su debut, Misþyrming (cuyo nombre podría traducirse como “abuso”, aunque “falta de clemencia” sería más exacto) seguirían el juego contrario, pues se forman en junio de 2013 y ya en febrero de 2015, apenas año y medio después de su puesta en marcha, lanzan su primer disco, “Söngvar Elds og Óreiðu” (“Canciones de fuego y caos”), como no, también a través de Terratur Possessions.
Aunque Helgi Rafn Hróðmarsson y Tómas Ísdal de Carpe Noctem no tardarían en unirse a sus filas, la banda sería concebida inicialmente como el proyecto en solitario de Dagur Gíslason, un joven y talentoso multiinstrumentista nacido a principios de 1993 en Reikiavik, quien empieza a tocar el piano a los seis años de edad y, con apenas ocho, encuentra en el “Mutter” de Rammstein una temprana motivación para convertirse en músico. Su primera toma de contacto con el black metal tendría lugar durante su adolescencia, quedándose inicialmente prendado del “De Mysteriis Dom Sathanas” de Mayhem y descubriendo poco después a Deathspell Omega, quienes le marcarían profundamente. No obstante, su primera banda es de death metal, llevando por nombre Abacination y estando en activo tan solo de 2010 a 2013.
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Misþyrming |
Ese mismo año la formación participaría en el Nidrosian Black Mass V,
para la ocasión celebrado en Bruselas, y en 2016 harían lo propio en el
holandés Roadburn Festival. La actividad en directo por parte de la banda
empieza a ser tal, que el propio Dagur tiene que posponer su graduación en la
universidad para no tener que interrumpir las giras.
2015-PRESENTE: LA
CONSOLIDACIÓN.
Es en la segunda mitad de la pasada década cuando puede afirmarse con rotundidad que lo que parecía una prometedora escena es ya toda una realidad, y como no puede ser de otra manera, una nueva tanda de bandas y proyectos ven la luz.
En 2015 conocemos a Draugsól, cuyos miembros proceden de formaciones
escasamente relevantes y, aunque no tardan en rebautizarse como Kaleikr, en
2017 editarían un interesante trabajo, “Volaða Land”, todavía bajo su nombre
original a través del sello portugués Signal Rex. También en 2015 comienzan a
funcionar Andavald, que por aquel entonces tienen un componente en común con
los propios Draugsól y dos con Mannveira. Su único álbum hasta la fecha, “Undir
Skyggðarhaldi”, saldría en 2019, logrando una gran respuesta. Su visión del
black metal es bastante particular, siendo el suyo un estilo más agónico y a
medio tiempo, con un importante elemento emocional.
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Zhrine |
En 2016 se publica, finalmente, “Allir Vegir til Glötunar”, el primer
disco de Naðra, que en esa época ya tienen tres miembros en común con
Misþyrming y todavía comparten dos con Carpe Noctem. “Allir…” es un gran disco
de black metal con un regustillo folk / pagan que funciona muy bien y reafirma
la posición de la banda.
H.V. Lyngdal sigue muy activo y se saca de la manga, además de
material fresco de sus Wormlust (en forma de nueva colaboración con Alex Poole
de Chaos Moon), varios proyectos nuevos: Ljáin, Guðveiki (con miembros,
precisamente, de Chaos Moon) y Martröð (super banda internacional con un
line-up de lujo que incluye a Dagur Gíslason de Misþyrming, a Mkm de Antaeus y
Aosoth y a Wrest de Leviathan), siendo este último especialmente interesante.
En 2017 se forman Helfró, quienes sacarían su debut homónimo al año
siguiente a través de un subsello de Season of Mist. También salen los
respectivos debuts de Rebirth of Nefast (el muy aclamado “Tabernaculum”),
Kaleikr y Vetur, e incluso el segundo trabajo de Carpe Noctem. Y que no se nos
pase por alto el genial “Umbra” de Almyrkvi.
Se forman varias pequeñas y por ahora bastante desconocidas bandas
como Óreiða, Vonlaus, Örmagna y Vosbud. Todas ellas publican su primer material
en los últimos años de la pasada década. No obstante, lo más importante que
sucede en 2018 y 2019 es, por supuesto, el lanzamiento de los segundos y muy
esperados trabajos del big three
islandés: el “Revelations of the Red Sword” (Ván Records) de los mil veces
mencionados Svartidauði, el “Hvísl Stjarnanna” (Ván Records) de Sinmara y el
“Algleymi” (Norma Evangelium Diaboli) de Misþyrming. Tres discazos
impresionantes que han posicionado a estas bandas en la primera fila del
underground black metal mundial.
INFRAESTRUCTURA ACTUAL: VÁNAGANDR Y FESTIVALES.
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Dagur y Tómas (Vánagandr) |
Desde 2014, Tómas Ísdal y Dagur Gíslason llevan Vánagandr, un pequeño sello especializado en casetes en torno al cual acabaría pivotando buena parte de la escena. La idea surge cuando se dan cuenta de que tienen tres grabaciones listas para ser publicadas y ningún contrato con nadie para sacarlas. Empiezan editando las demos de Naðra y Mannveira y poco a poco empiezan a publicar material de bandas como Carpe Noctem, Sinmara y Nornahetta, entre otras. El papel que Vánagandr ha jugado en la expansión, crecimiento y divulgación del black metal de la isla es mucho más relevante de lo que pudiera parecer de entrada. Casi lo definiría como crucial. Se trata de algo así como la versión islandesa de lo que fue Deathlike Silence Productions, aunque sin asesinatos ni quema de iglesias de por medio, claro.
En lo que respecta a festivales, tenemos que empezar citando al
Eistnaflug Fest, que se celebra desde 2005 y que en sus inicios era tremendamente
humilde, contando con la única participación de unas pocas bandas islandesas y
con tan solo unos 50 asistentes. Poco a poco el festival ha ido creciendo hasta
convertirse en un evento de cuatro días en el que actúan unos 30-40 grupos y al
que acuden unas 2500 personas. Por supuesto, el black islandés tiene un hueco ahí. De hecho, en las ediciones de
2014 y 2015 el Eistnaflug fue el escenario de una espectacular performance
llamada Úlfsmessa (“Misa del lobo”), llevada a cabo por varios grupos de Vánagandr
(con Misþyrming y Nadra a la
cabeza), los cuales se dieron cita a la
vez sobre el escenario para ofrecer una impactante actuación con tintes
ritualísticos y una puesta en escena brutal. Un concepto impactante y rompedor
que acabarían repitiendo también en el Roadburn.
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Cartel del Ascesnsion Fest 2019 |
De todos modos la repercusión del black metal islandés es ya tan
notable que hasta el festival más grande del país, el Iceland Airwaves (que va
de un palo totalmente mainstream, habiendo participado en él gente como Sinéad
O’Connor, Keane o la jodida Yoko Ono), ha dado cabida a Sinmara, Misþyrming y
Svartidauði en más de una edición.
¿Y AHORA QUÉ?: EL FUTURO DE LA
ESCENA
No todo el mundo está igual de entusiasmado con el auge de la escena islandesa de black metal. Hay un cierto sector crítico que sostiene que sus bandas no hacen más que imitar el estilo disonante de Deathspell Omega. Otros dicen que solo se trata de una moda pasajera. Lo cierto es que no estoy de acuerdo lo primero y creo que lo segundo es matizable.
Las bandas islandesas han demostrado que atesoran variedad y calidad
de sobra como para gestar trabajos excelentes más allá de sus obvias fuentes de
inspiración. Y es cierto que el black metal islandés ahora mismo cotiza al alza
y que probablemente se está acercando a un pico de popularidad que en algún
momento decaerá, lo cual dará lugar a una especie de criba que propiciará la
supervivencia de unas bandas y la desaparición de muchas otras.
Pero no olvidemos que estamos hablando de la escena de un país en
conjunto, no de un subgénero del black en particular. El black metal islandés,
en sí mismo, no define con exactitud un estilo concreto y como tal no se trata
de una tendencia musical determinada que hoy puede estar en boga y que mañana a
lo mejor ya no interesa. Sí, obviamente las bandas islandesas comparten background, influencias y, desde luego,
más de un miembro. Pero, por ejemplo, Svartidauði, Almyrkvi, Auðn, Zhrine o
Andavald son bastante diferentes entre sí, al igual que lo son discos como el
“De Mysteriis Dom Sathanas”, el “In the Nightside Eclipse”, el “Transilvanian
Hunger”, el “Hvis Lyset Tar Oss” o el “The Shadowthrone”, que no tienen nada
que ver los unos con los otros a excepción del hecho de que todos son obras
maestras del black metal editadas por bandas noruegas en el mismo año. Y así
como de Noruega de tanto en tanto aún continúan saliendo excelentes discos a
pesar de que sus días de verdadera gloria ya quedan unos 25-30 años atrás, es
de esperar que Islandia siga brindándonos grandes trabajos en lo sucesivo,
aunque el actual boom se atenúe, cosa que ocurrirá segurísimo antes o después.
Así que sí, el black islandés está de moda, pero definitivamente dudo
que se trate de algo pasajero. Más bien lo veo como el tardío despertar de una
escena que ya lleva un tiempo demostrando que tiene mucho que ofrecer.
Por lo de pronto, su futuro sigue pareciendo brillante. La mayoría de
sus bandas aún van por su segundo disco, algunas incluso por el primero. Los
más recientes trabajos de sus vacas sagradas superan a sus respectivos debuts y
además muestran una evolución que augura todavía mejores lanzamientos a corto /
medio plazo. Prometedores álbumes se vislumbran en el horizonte: Nyrst acaban
de salir de la nada con su primer larga duración, el cual aún no he podido
escuchar entero aunque pinta genial. Drottinn, liderados por nada más y nada
menos que Sturla Viðar y Dagur Gíslason, publicaron hace nada una demo. Hræ,
proyecto de Þórður Indriði Björnsson de Guðveiki, también se estrenó hace poco
con un álbum estupendo. Y podríamos seguir…
Está claro que, tal y como decíamos al principio de este reportaje, las bandas islandesas han venido para quedarse. El propio Þórir Garðarsson de Svartidauði y Sinmara ya lo anticipaba hace años en una entrevista cuando, al ser preguntado por toda la atención que la escena estaba recibiendo, dijo: “más vale que os vayáis acostumbrando, porque esto no ha hecho más que empezar”. Y es que hace tiempo que Islandia juega en primera, amigos.